miércoles, 26 de noviembre de 2008

un viaje y otro encuentro (1)


Mientras estaba en la universidad estudiando Antropología en Bogotá, tuve la posibilidad de hacer un semestre de intercambio con la Universidad de Copenague en Dinamarca. Entre los ires y venires en bicicleta con la nieve cayendo sobre la espalda y los dedos helados, pensaba largo acerca de lo que después de cuatro meses había vivido en esa ciudad. Pensaba en la antropología, en las distancias, en las lenguas, vivía en castellano, tomaba clase en inglés y me aventuraba en los terrenos del danés cuando el cansancio de la bici me lo permitía. Las clases de danés eran en la tarde, cuando el hambre y la oscuridad hacían que el cuerpo se sintiera más pequeño y la atención más frágil. Imposible.

Aprendí a pedir un café, pero solo me atreví a pronunciarlo en una terraza una tarde soleada de verano; habrá sido el aire caliente o los colores de los árboles quienes me inspiraron y de paso me quitaron la pena. Pero poca cosa más. En cambio, mi cabeza estaba llena de preguntas. Unos días atrás había terminado un artículo para la revista de Antropología de la Universidad,
Den Vilde Tanke el tema era la traducción de los artículos que venían de Latinoamérica, o mejor, la no-traducción de esos artículos. Me preocupaba que el pensamiento que se producía en las universidades latinoamericanas no circulara en las academias europeas, mi angustia no era producto de una pelea anti-eurocentrista, como lo creyó un profesor, sino una reflexión acerca de lo que mis compañeros daneses pensaban de mí; una colombiana en una cátedra de antropología era lo más raro que habían visto, se suponía que ellos viajaban hacia lo exótico, no que lo exótico viajaba hacia ellos. Pero sucedió que leyendo el artículo no traducido, ni al danés ni al inglés, me di cuenta de que el tema era interesante pero era ininteligible para alguien que estuviera lejos de la academia, es decir, el ciudadano de a pie. El problema de la traducción en este caso no tenía que ver con la traducción de una lengua a otra, sino de un lenguaje a otro. En la academia se escribe para la academia, y eso me parecía y me parece un despropósito.

El artículo no está publicado en Internet, en ese entonces, 1999, no sucedían esas cosas. Apenas comenzaba a utilizar el correo electrónico y dejaba a regañadientes la buena costumbre de escribir cartas. Así que voy a reproducir algunos apartes del artículo... mera nostalgia de ese viaje y ese encuentro con la traducción, desde otro vértice.



Translation, an exercise of trespassing boundaries. Den Vilde Tanke, julio 1999.

It is said that it's better to avoid great expectations, as it is easier to discover and be surprised or dissapointed. This article will express a bit of reflection about both, discovery and surprise, and perhaps, about a bit of dissapointment as well. I have seen this magazine announced on the boards, pilled in boxes and read in coffee breaks. After four months lived with some degree of tranquility, anxiety, understanding and unanswered questions, I decided to put my thoughts on paper. My attempt is to share them, and magazines exist for that cause.

Discovery and surprise came when on looking for information about Latin America I found an article that I had already read in Colombia. It was included in one of the journals of Latin American Studies, easily accesible in the library of this University. It surprised me that the article was the same. I write the word in bold because I didn't expect the article to be in spanish. I was pleased at the beggining, reading something in my mother tongue was a relief for the unavoidable homesickness. But after a while it turned out to be something else.

I needed to quote the article in class, and also in one of the essays I was required to write. But to quote it in Spanish was a nonsense, I translated what I needed, but the whole article was worth being quoted or recommended as further reading. I realized that the article would possibly never be read. Then, no one would get to know that Latin America was not only the indigenous land of species and human beings on the verge of extinction in need of being recorded on films and neverending monographs.

No one would understand that there is something beyond the postmodern statement of culture and nation produced by the european academia. A vast panorama of complex processes of all kinds (social, political, economical) required hours of accurate observation that would challenge even the most experimental attempts of etnhographic writing.

One of the major critiques that professors in my faculty make of students is that we do not write at all. This is sadly true. We do not write. The problem acquires greater dimension when someone does write an article and it is kept in spanish within a journal of worldwide academic distribution. When knowledge needs to be transported beyond geographical boundaries, it needs to be trasformed, metamorphosed into a language that assures other readers.

It is well known what kind of problems have caused the inbreeding in certain species: deformities. The same could be applied in terms of communication. When knowledge is kept within a group, when it is feared to trespass boundaries, communication becomes a hearsay truth and a raw material to produce knowledge.

Continuará...


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